De nuevo en esta sección recordamos hoy a Antarctic Adventure, esta divertida aventura antártica en la que manejaremos a Penta.

Este pingüino tan kawai! llegó a Japón y Europa para MSX, para NES sólo para Japón y a ColecoVision para EEUU por Konami entre 1983 y 1984 respectivamente .
Tengo que decir que yo personalmente lo jugué en la mítica y poco conocida videoconsola Geniecom bajo el nombre de Penguin Adventure.

En este juego controlaremos al pingüino Penta. Su sistema de juego no es tan sencillo como puede aparentar pues, a pesar de que sólo tendremos que irnos moviendo de un lado a otro y saltando a medida que avanza el camino a seguir, el camino se vuelve tedioso.
Y digo tedioso porque no sólo vas a contrarreloj, no…aparte de este encantador inconveniente, se le suman fosos enormes en el hielo (estamos en la Antártida) que hay que saltar para no caer, hay fosos pequeños de los que cuando vas a saltar, aparece una graciosa foquita para saludar y al chocar te relentiza… pero no acaba ahí, hay que sumar que a medida que avanzas la rapidez del mapa aumenta, con lo cual tendrás que agudizar tu vista y maniobras con el mando.

En el camino encontrarás unos banderines de colores y en algunos fosos derretidos aparecen unos pescaditos que hay que coger para que nos ayuden. El banderín multicolor, si lo atrapamos, nos dará una especie de gorrocóptero al más puro estilo Doraemon que nos hará volar unos segundos. Al terminar la fase llegaremos a una casita donde saldrá una banderita de un país.
Hay diez fases en total y cada una con su bandera. Al terminar las diez fases no acaba el juego, sino que vuelve a empezar en bucle hasta que el reloj llegue a cero.
Una curiosidad de este juego es que la música que suena durante la carrera es Les patineurs (los patinadores), del célebre compositor francés Émile Waldteufel y que también ha sido incluida en muchas películas.
Este juego ha sido relanzado en plataformas como Wii, Game Boy y Game Boy Color e incluso para móviles aunque en su mayoría fueron sólo lanzados en Japón.
Si no lo has jugado, te animo a hacerlo porque amarás a este simpático pingüino… e incluso a las traviesas foquitas.
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